Todas estas preguntas me las he hecho desde que empecé a hacer excursiones de montaña y creo que no soy la única que ha pensado en postergar o no hacer ciertos viajes, debido a lo incómodo que creemos que puede ser estar con la menstruación en esos lugares. En mi caso, pensaba en la logística del baño y en cómo funcionaría mi cuerpo en esos días, subiendo un cerro o acampando en la montaña.
Les contaré aquí cómo es posible hacerlo y que opciones tenemos para que no sea una experiencia “abrumadora”.
EL VIAJE
“El Plomo” es una montaña con una altura de 5.424 msnm, y es el punto visible más alto desde Santiago que es donde yo vivo. Cada vez que miraba la cordillera y veía la imponente cumbre pensaba, “algún día voy a ir”. En noviembre del 2021 se presentó la oportunidad. Una empresa organizaba una subida y lo primero que hice fue contar los días: ¡bingo!, ese fin de semana mi ciclo calzaba con mis días. En ese momento dudé, pero no podía dejar pasar esta oportunidad, quería alcanzar esa cumbre.
Llegó el fin de semana y comenzó la caminata. El primer día comenzamos la travesía con mucha energía, los primeros kilómetros fueron un proceso de adaptación, estaba caminando con peso en mi espalda (mochila 15 kilos) además de los síntomas pre menstruales, sentía más calor de lo habitual, andaba un poco fatigada y estuve todo día pendiente de si iba comenzar a menstruar o no y en qué momento podía llegar. Creo que de lo nerviosa que estaba no me llegó pensando cómo iba a reaccionar mi cuerpo si me llegaba en el ascenso a El Plomo.
La segunda noche dormimos en el campamento base Federación y al día siguiente comenzaríamos el ascenso a la cumbre de El Plomo. La noche antes del ascenso corría mucho viento, el ruido y el movimiento de la carpa no nos dejaba descansar, pero había que intentar conciliar el sueño porque al día siguiente nos despertábamos a las 04:00 am. Esa mañana desperté muy entusiasmada y con un poco de sueño, pero era el GRAN DÍA, “¿Qué podría salir mal?” pensé, sabía que ese fin de semana debería comenzar a menstruar, pero ¿Justo el día del ascenso? Sí, esa madrugada me llegó y pensé “¿Afectará mi desempeño?”
Aunque la menstruación es un proceso fisiológico y no una patología, no nos afecta a todas por igual. A mí me llega unos meses más fuerte que otros, lo noto porque me siento más cansada, siento dolor e incomodidad y suelo estar más hinchada. También es sabido que las mujeres que hacen ejercicio regularmente suelen tener períodos menos dolorosos, caminar, andar en bicicleta y nadar ayudan a mejorar el flujo sanguíneo, reducen el dolor y alivian la presión sobre los órganos pélvicos.
Nunca olvidaré esa mañana del 6 de noviembre del 2021, desperté muy feliz y al mismo tiempo incómoda, tenía mi período justo el día del ascenso. Recuerdo que se lo comenté a uno de los guías en privado, como si fuera algo de lo que tuviera que avergonzarme. Era un grupo en que la mayoría eran hombres, y me dio pudor al principio. Luego lo comenté al grupo, de hecho, creo que fue mejor, darle más normalidad. Así ya sabían si yo tenía que parar con más frecuencia cambiarme o tomarme algún remedio. Lo primero debería ser no sentirse incómoda para hablar del tema abiertamente cómo lo haríamos entre amigas.
Existen diferentes alternativas para aquellos días; usar una toalla higiénica, un tampax o una copa menstrual. Recuerdo que uno de mis temores mientras nos preparábamos era si me iba a manchar el pantalón y al final eso no ocurrió, pero ahora lo pienso y si manchaba, qué importa. De eso también cuesta hablar, todas las mujeres tenemos más de un calzón que ya hemos manchado. Y eso creo que también debemos normalizarlo.
En Federación ya estábamos a 4.100 msnm y aún teníamos que subir 1.400 metros de desnivel a la cumbre. Había varios factores que dificultaban el ascenso, el frio (-15 grados), mal de altura (puna) y mi período.
Los primeros metros fueron súper duros porque estaba más cansada de lo normal, sentía mucho frío en las manos y en mi cara, lo único que pensaba era llegar pronto al Refugio Agostini para entrar en calor. También iba sintiendo como reaccionaba mi cuerpo al frío, al esfuerzo y a la exigencia de ese momento. Con el frío los vasos sanguíneos tienden a comprimirse aún más, esta es la razón por la que aplicar calor en el vientre puede ayudar a calmar el dolor, gracias a su efecto vasodilatador. En mi caso el equipamiento fue esencial, me preocupe de llevar primeras capas térmicas para mantener esa zona con calor. Es importante que al planificar una actividad al aire libre consideremos varios factores para definir nuestro vestuario: destino, latitud, alturas, condiciones climáticas, tipo de actividad y duración de esta. No es lo mismo una excursión a la alta montaña que hacer un programa de multi actividades en la Patagonia. Teniendo todo esto en cuenta recuerda que la mejor forma de vestirse para ir a la montaña es con un sistema de capas que vas poniendo o sacando dependiendo de las condiciones que vas evaluando en el momento:
La primera capa nos permite evacuar la transpiración, les sugiero una primera capa de lana merino para temperaturas extremadamente bajas. La segunda capa tiene como función aislarnos térmicamente, son prendas que no calientan de manera directa, pero retienen el calor que genera nuestro cuerpo. Finalmente, la tercera capa nos protege de la lluvia, nieve, viento, etc, y suelen ser telas impermeables (Goretex) y prendas con alta capacidad térmica. El objetivo de este sistema de capas es mantenernos secas, abrigadas y cómodas.
Otra cosa importante es recordar hidratarse muy bien esos días porque durante la menstruación los niveles de estrógeno y progesterona son más bajos de lo normal y nuestro cuerpo retiene más líquidos, lo que provoca hinchazón. Para reducir la retención de agua, facilitar el drenaje y evitar la deshidratación recomiendo beber mucha agua. Además, recuerda siempre mantener una respiración calmada y no sobre exigirte. La altura requiere calma.
En base a mi experiencia, cosas que no te pueden faltar al ir a la montaña: Ácido Mefenámico y/o Ibuprofeno para aliviar el dolor, toallitas, tampax o copa menstrual, esta última opción es la más higiénica y práctica. También es recomendable llevar toallitas húmedas, alcohol gel y un ecotubo (Contenedor de residuos que tiene el objetivo de preservar el medio ambiente y disminuir el impacto de la actividad humana), esto es clave al momento de ir al baño y no dejar rastros en la montaña.
Ya voy terminando… Les cuento que fue una gran experiencia y mi rendimiento fue positivo a pesar de las circunstancias. Logré llegar a la cumbre que miraba con tanta ilusión desde mi casa. Cuando llegué a la cima lloré de felicidad, supongo que esa fue la forma de expresar mi alegría al dar el último paso con mucho cansancio y decir “lo logré y no me quede en el intento” estaba muy agradecida de mi cuerpo y mente que me llevaron hasta la cumbre, además del apoyo moral del grupo, recuerdo que una persona que iba bajando nos comentó que la cumbre estaba muy ventosa y que no se podía estar mucho tiempo arriba por el frío, pero cuando llegamos no corría viento, tuve el privilegio de disfrutar la cumbre con un clima agradable que me permitió recostarme en el suelo, descansar las piernas, respirar profundo, despejar la mente y agradecer la travesía, creo que para ascender hay que adaptarse a las circunstancias y todo va a estar bien como fue en mi caso.
Creo que aún está el prejuicio sobre que la menstruación nos afectará negativamente o más de lo que creemos durante un trekking, maratón o acampando en la montaña. Y si bien es cierto, sobre todo en situaciones extremas, en mi caso no fue un impedimento para conseguir mi objetivo. Cada una conoce su cuerpo y sus dolores, pero si quieren subir a la montaña es importante que tomen la decisión estando informadas de las opciones que existen para ir preparadas. ¡Eso hace la diferencia! Por ello escribo esto, compartir esta experiencia quizás le sirve a alguien a motivarse e intentarlo y darse cuenta que no es un impedimento como muchas veces lo imaginamos.
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